#MujeresImparables

#MujeresImparables

No hace tanto. Yo tendría unos treinta años. Llevaba poco tiempo de presidenta de la Unió de Periodistes Valencians, y fui por primera vez a la asamblea anual de la Federación Española de Asociaciones de Periodistas (FAPE). Conmigo fue uno de los vicepresidentes de la Unió. Nada más llegar, al recibirnos los anfitriones, percibimos claramente que se dirigían a mi vicepresidente como máxima autoridad, y a mí me tomaban por su novia o similar, totalmente prescindible y carne del programa alternativo para «las acompañantes». Que yo recuerde, fue la primera vez que me sentí menospreciada profesionalmente por ser mujer.

mujeresimparablesUna, que pensaba que todo eso estaba superado, cayó del guindo y aterrizó en la realidad. Luego llegaron comentarios de amigas o conocidas: una que tuvo dos embarazos difíciles en poco tiempo tuvo que aguantar que su jefe le preguntara si pensaba tener más hijos (le faltó llamarla «coneja»); otra fue despedida en cuanto se le acabó la reducción de jornada legal que había solicitado para cuidar a sus hijos por las tardes. Yo misma me he resignado a que, cuando voy a reuniones con mi socio en Sinlímites Comunicación, en muchas ocasiones los hombres se dirijan a él mayoritariamente al hablar, y yo esté prácticamente de florero.

La culpa no es solo de algunos hombres, los que persisten en prácticas anticuadas: las mujeres nos dejamos llevar a veces inconscientemente por el lenguaje y las actitudes machistas. En esta coyuntura todavía adversa, muchas mujeres trabajan día a día para no caer en el victimismo o tener protagonismo solo para que alguna institución o empresa cumpla una cuota y lave su conciencia.

Mi querida Lola Rueda acuñó con gran tino la expresión #MujeresImparables, que yo entiendo como aquellas que no necesitan que un día al año los políticos o las instituciones queden bien haciéndose una foto con ellas o montando una mesa redonda sobre «conciliación de vida personal y laboral» en la que solo habrá mujeres. Porque al día siguiente, en otra mesa redonda de cualquier otro tema, los hombres coparán las sillas.

Las #MujeresImparables tienen iniciativa, son activas, disfrutan de su profesión, se han liberado de la presión social por tener hijos y casarse como último fin en la vida, no son super-woman y distribuyen su tiempo lo mejor que pueden entre la familia y el trabajo, se sienten completas por sí mismas y se auto-rescatan si es necesario. Y no esperan a que llegue el 8 de marzo de cada año para que alguien las felicite por ser lo que son durante los 364 días restantes del año.

 



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